Hace 45 años, producto de la generación espontánea en el momento, se da la gesta patriótica que obligó a Estados Unidos a aceptar que la etapa del revisionismo había acabado e iniciaba la era de la abrogación del Tratado de 1903. La metralla gringa, contra un pueblo indefenso al que le produjo 21 muertos y más de 300 heridos, fue al antes y el después. Ya había habido otros incidentes, en 1958 y 1959, que presagiaba la situación explosiva en una generación de estudiantes y jóvenes que veían mancillado el honor patrio por el aberrante coloniaje que nos aplicaban los EUA.Esa noche del jueves, 9 de enero de 1964, en Panamá y Colón, la población arde henchida de fervor patriótico y tratan de penetrar en la malhadada Zona del Canal, donde el ejército gringo los repele. El primer Torrijos es traído desde Chiriquí a Colón, su antigua plaza, para que ubicara a los patriotas colonenses, sobre todo los de izquierda, para sofocar la gesta. Los ubica y los detiene me dicen testigos. Ese era el que nos han querido presentar como un nacionalista y que hace cuatro días, el anquilosado régimen cubano, supuestamente antiimperialista, permitió que el segundo Torrijos y un séquito de amanuenses le erigieran un busto al agente gringo, dentro de las celebraciones del 50 aniversario de una revolución que desdice sus objetivos, escribiendo esta fe de erratas, homenajeando al primer Torrijos.Cabe destacar la verticalidad del presidente Roberto Chiari, que rompe relaciones diplomáticas con los agresores, une a nuestra población en un grito de dignidad y propicia que se dé el Congreso de la Soberanía en las semanas subsiguientes, poniendo los puntos claros de las reclamaciones de un pueblo digno ante el vasallaje. Los EUA negocian el tratado Robles Jhonson que no llena las expectativas del Congreso de la Soberanía y es desechado. Luego el primer Torrijos actuando como dictador, ejecuta otra traición al firmar el tratado que nos pone a perpetuidad, como él cínicamente decía, "bajo el paraguas del Pentágono". Los hijos no pueden acarrear las culpas de lo que hacen sus padres, pero el segundo Torrijos contribuye a que la gesta del 9 de enero se pierda en las bruma de una sociedad atosigada de problemas y escasa de valores, haciendo que el duelo nacional del 9 de enero, que debe mantener la llama viva del nacionalismo, pase a ser un día común de trabajo para dar paso a lo que llaman día puente para el asueto, el lunes siguiente. El primero actuó traicionando el interés patriótico de aquel momento histórico y el segundo desvirtúa la efeméride. Honrando a los mártires, nos vemos obligados a perfeccionar nuestra soberanía denunciando la nulidad del Tratado de Funcionamiento.
El autor fue precandidato presidencial.
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